Para hundir a España no es precisa la COVID-19, aunque ayuda, y bastante.
Solo se requiere un bajo nivel educativo, ignorancia de nuestra historia y que los estudiantes hagan trampas en los exámenes y en cualquier barrera que se encuentren en la vida. Basta que pasen de curso aunque suspendan, basta que se acepten trabajos de «corta y pega» de internet.
De esto, las universidades saben bastante cuando aprueban tesis doctorales y trabajos de masters.
Fruto de esta mediocridad buscada por los distintos gobiernos, veremos que:
- Los pacientes mueren a manos de esos médicos.
- Los edificios se derrumban a manos de esos arquitectos.
- El dinero se pierde en manos de esos economistas y contables.
- La espiritualidad muere a manos de esos eruditos religiosos.
- La justicia muere a manos de esos jueces.
El colapso de la educación es el colapso de España.
Pero eso sí, las cabezas que no piensan son el fruto más deseado por todo gobernante y por toda institución, porque si las personas piensan pueden cuestionar a quienes gestionan y gobiernan. Y eso es lo último que quieren nuestros gestores y gobernantes en todos los ámbitos.