Pedirle honestidad a un periodista
en su labor de información
es pedirle peras al olmo.
A veces hay excepciones.
Ahora en España, afortunadamente disponemos de más opciones políticas.
Los medios deshonestos y sus perrillos los periodistas ─el perro hace lo que le dice el amo, califican a unas opciones de radicales y de extrema derecha.
Sin embargo las opciones de izquierda no las tildan de radicales ni de extrema izquierda.
Manipular el lenguaje, para hacer de unos los buenos y de los otros los malos, ¿de quién es propio?
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